“LA ESPIRAL Y
EL LABERINTO”
La mujer caminó como en una espiral
porque fue lanzada a la vida para ello. La espiral era el sistema, quizás, o el
modo en que caminaba, siempre igual… Trató de estudiar, tenía notas
considerables y una disciplina rigurosa para hacerlo. Su familia lo notó y casi
sin dudarlo hicieron la elección: abogada serás. Caminar y caminar, el camino
le parecía siempre el mismo.
La mujer creyó ver otras opciones,
abrió la puerta y se precipitó sobre un camino que se desprendía de la espiral
que consideraba diferente: este era áspero, con dificultades y sin el apoyo de
su familia o tronco; lo transitó y no advirtió que unos ojos sangrientos, con
bocas petulantes y dedos sentenciadores la juzgaban. La mujer se tapó los
oídos, creía estar sola, pero su vientre floreció. Del camino ya no quedaba la espiral, sino un
laberinto y de su mano ahora colgaba un hilo. Este hilo era sujetado en el otro
extremo por una pequeña y dulce niña que lo maniobraba y lo guiaba por el
embrollado lugar. La mujer confió en el hilo, dejó abogacía y las letras fueron
escogidas, médula de su vida. Con el correr del tiempo estos símbolos
adquirieron significado y, más tarde vida, plasmados en microrrelatos y
poesías.
En la proximidad de la salida del
laberinto, ella escucha voces, una es muy tierna y clara le dice mamá sacate
las vendas de los ojos, soy Ariadna, tu hija, y estoy en la puerta del
laberinto de la forma en que estaba
míticamente estipulado. Salí mamá y vamos a cenar con nuestra familia, Lucas y
Bautista nos esperan.
La mujer se quitó las vendas… La mujer es
Adriana Comán.
Autora: Adriana Comán.
Mi vida en un Microrrelato!
ResponderEliminarcon un realismo que asombra!!!
ResponderEliminarel espiral y el laberinto cautiva por develar etapas duras de nuestras vidas