Sinfonía equivocada de una tarde, de quienes eligieron el otro camino: Margarita y Alfredo no osaron mirarse hasta aquella tarde.
Tarde de malgastados centavos en un amor ingrávido en el que sólo los cuerpos se entendieron, dejaron de lado el alma, dejaron de lado los latidos, entorpecieron el espíritu, vivieron al sonido del sudor, orquesta de música vibrante, de música violenta... Zarparon sin Minerva.
Adriana Comán
Han dejado de ser ellos.
ResponderEliminarSe han ido.
Que gusto leerte Adriana.
Fueron empujados por el lado animal, sin importar ser o dejar de ser. Sintieron el mundo en el mismo instante que se abandonaron a sus impulsos.
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