La cordura se ha salido de su lugar,
de la geografía humana en la que habitaba donde, además, estaba un reloj
indicando ciertas acciones… Murmullos, movimientos escalofriantes y, por
último, gritos de horror.
-¡Mi hijo no! Es un niño incapaz de
dañar a otro chico. Tu hija es la culpable, quien con tan sólo ocho años lo
anda provocando. Es la televisión que los atormenta. Estaban jugando a la mamá
y al papá y, en los últimos de los casos, es cosa de niños- dice una de las madres.
El reloj del inconsciente se detuvo allí
para siempre… Mientras le susurran al oído esas trémulas palabras que la
condenaron a una cárcel eterna.
Autora: Adriana Comán
Un Trabajo excepecional Adriana. Para releer y pensar profundamente. Estará allí la semilla de esta realidad que hoy aflora en nuestra sociedad? o estaremos magnificando más de la cuenta?
ResponderEliminarGracias Adriana por compatirlo.
Los niños son el futuro de la sociedad en todas direcciones, además en la infancia se marcan las huellas que acompañaran el resto de la vida. El cuento es breve, pero la idea era dejar señalado el nivel social y psicológico de los infantes cómo núcleo de los problemas y soluciones de los dramas actuales que vivimos como humanidad. En síntesis, lo vivido en la infancia se traslada consciente o no a la adultez.
ResponderEliminarGracias por leer.