lunes, 23 de septiembre de 2013

"Nube Mítica"

   El interior santiagueño tiene algo de misterio, de magia, de embrujo, el que entra allí queda engualichao con su belleza mítica. Julián entró con su auto, en medio del polvillo llegó como en una nube a jugar un partido de fútbol, era el campeonato que organizaba la dueña del Gauchito Gil, el santo de los pobres, de los marginados, de los olvidados, de los desamparados. Aquella mujer sencilla era el centro de la tierra en el lugar, ella hilaba la vida institucional, religiosa, deportiva y política de la zona. Después del campeonato, que reunía a todos los paisanos se venía la fiesta del Gaucho, con asado, buen vino y empanadas; y los fieles tenían que ofrendar cigarro al Santo Colorado. Cualquier ser, extraño a esta parte de la historia que corre paralela con el enorme progreso santiagueño tenía que llegar por la casa de la Esther, probar los mates y el chipaco de la doña; ella sabrá si aprobar o no la propuesta. En cuanto al Santo, vete dejándole unos puchos porque es milagroso, él te protegerá en tu regreso y conversará con la Esther si has de volver.
   El Gauchito cuida todo el lugar, está siempre para el pueblo, aunque nadie se acuerde de esta gente de enorme corazón, paciencia y hospitalidad; a pesar de que los recuerden exclusivamente para las campañas electorales en las que mandan colectivos a arriarlos, ese será el momento del Gaucho Rojo  para  fumarse los cigarros, aplacar  los nervios y de entre medio de los goles proteger a su tropa. 


Autora: Adriana Comán 


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