Los culos giran por las cabezas, las tetas son satélites que van y vienen, el sudor, la tierra, el salitre y los golpes acompañan el espacio y generan la sensación de estar allí, ciertamente, de ser uno más y no los otros, eso genera tranquilidad. Soy ese que no se robó nada, que no se quedó con nada, salvo con el hambre, que lo dio todo para que el otro sea, para que el otro se acomode el anillo o la cartera Channel y duerma en su mansión, en la única casona de la comarca donde se recauda todo.
Los panfletos, los votos, el olor a cartón, el pelo de las axilas de las mujeres, la leche que cae por el pezón de las madres como cataratas de lágrimas para ir a vivir en las bocas de los niños, quienes ,más tarde, subirán al mismo colectivo con idéntico propósito.
Autora: Adriana Comán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario