Advirtió que alguien se le acercaba aún cuando ella pretendía, lentamente, alejarse con pequeños pasos hacia atrás, no pudo evitar ver ese rostro gelatinoso cubierto por unos pelambres blancos que se le aproximaba en actitud amenazante. Un gesto de terror la invadió y no atisbó ni siquiera a gritar, el silencio la inundaba, los pocos dientes sucios y careados de esa faz se entreabrieron ayudados por la boca para susurrar: "...-Han pasado veinte años-..."
Autora: Adriana Comán
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