Arroje su
reloj, desvístase de sus prejuicios, abandone el diccionario, aquí le
obsequiaremos uno nuevo, y emprenda un viaje hacia el interior del abismo para
conocer un mundo, que por cierto, no es nuevo pero que lo deslumbrará o
asustará ya que será capaz de percibir todo lo que normalmente no observa
puesto que aguzará los sentidos…
Es sumamente
importante y necesario para este éxodo que su cuerpo, si está ubicado el línea vertical,
procure el descenso hasta lograr un ángulo de cuarenta y cinco grados; es en
este instante en que debe tener detrás suyo una butaca confortable de lo
contrario el declive de su organismo resultará abrupta y nada feliz. Claro que
en el asiento ya debe estar incorporado su ser con la instrucción
anterior. La actitud natural consiste en
mantenerse sentado, los brazos apoyados en el sillón sujetando el texto Continuidad de los Parques o Casa Tomada, la cabeza erguida aunque no tanto
que los ojos dejen ver los signos gráficos y puedan moverse a la manera de un
péndulo gestionando el barrido textual.
Para leer a
Julio Cortázar la vista es crucial, debe efectuar un movimiento de los órganos
visuales de izquierda a derecha, letra por letra y descansar en un punto la
respiración, claro que en ningún santiamén debe dejar de respirar. Se sentirá
extraño: si intenta imaginar lo que está leyendo, sentirá que alguien camina
por el parque de su casa o que de repente tiene un parque allí donde no lo
había; en caso de escuchar ruidos no se alarme, las ondas sonoras carecen de
explicación y tiempo a… el tiempo, el tiempo, el tiempo ¿Cuál tiempo?
Retomando
la cuestión de los movimientos corpóreos cuídese de no mover al mismo tiempo el
ojo y el ojo ya que no deben fundirse ambos en el mismo punto de fuga y
concluya el primer obstáculo o párrafo.
Llegando de
este modo al segundo parágrafo, sólo basta repetir alternadamente los
movimientos de la vista sin abandonar la respiración hasta encontrarse con el
punto que sirve para dar por consumada
la lectura. Se sale de este acto
sencillamente con un ligero
movimiento de brazos para cerrar el texto y un impulso que produzca el
ascenso del cuerpo promovido por la pelvis que se moverá para lograr erguir de
modo vertical la entidad hasta cuando quiera retomar nuevamente el traslado
hacia la lectura.
Autora: Adriana Comán